A finales de la década de los 70, el lobo gris mexicano (canis lupus baileyi) fue declarado en peligro de extinción. Para ese momento se estimaba que apenas había 50 ejemplares en todo México.
En un esfuerzo por proteger, rehabilitar y conservar esta especie en la zona norte del país y sur de los Estados Unidos, especialistas e instituciones multidisciplinarias de la Unión Americana y México se han unido para trabajar de la mano.
Xóchitl Ramos Magaña, veterinaria egresada de la FES Cuautitlá, forma parte de este grupo de expertos. Integrante del Grupo de Manejo del Mexican Gray Wolf Species Survival Plan, explica cómo esta iniciativa ha contribuido en el cuidado del lobo gris.
De acuerdo con la universitaria, cada uno de los lobos que son liberados cuenta con un radiocollar que sirve para monitorear sus movimientos, lo que les ha permitido darse cuenta de que la especie enfrenta un nuevo peligro: ganaderos e integrantes del crimen organizado.
Parte de la rehabilitación que los lobos deben tener para regresar a la vida silvestre consiste en conservar no sólo sus patrones conductuales, sino su estructura social, lo que les ayudará a cazar presas apropiadas, como venados, libres, entre otros mamíferos pequeños.
El manejo en cautiverio es puntual y sigue un plan estratégico de rehabilitación, etológico y de medicina preventiva. Lo anterior ha permitido que, actualmente, existan 356 ejemplares del lobo gris mexicano protegidos.
Pese a este éxito enfrentan un nuevo reto: evitar que los lobos tengan contacto con los perros de rancherías, pues se han encontrado híbridos y “no se desea que suceda esa mezcla”, refirió Ramos Magaña.
Escribe tu comentario