La profesora de secundaria Brittni Darras se sentía un tanto preocupada. Una de sus estudiantes llevaba días sin acudir a la escuela y nadie en el plantel tenía noticias suyas. Una tarde, durante una reunión de padres y maestros, se le acercó una mujer que decía ser la mamá de la joven. Lo que siguió después fueron lágrimas por parte de ambas.
“Hace dos meses, fue la primera vez que lloré durante una reunión entre padres y docentes. La madre de una estudiante apareció en mi oficina con una lista de los profesores de su hija. Cada nombre tenía un “Sí” o un “No” escrito al lado. El mío llevaba un “Sí”, y entonces ella procedió a explicarme los motivos de su prolongada ausencia a la escuela”, contó en Facebook Brittni, quien es profesora de inglés de la Rampart High School de Colorado (Estados Unidos).
La madre le contó que su hija había intentado suicidarse. Fue mientras lo hacía cuando la policía recibió el llamado de emergencia y alcanzó a salvarla, aunque en estado grave. De hecho, antes de llevar su plan a cabo, la joven ya había cerrado todas sus cuentas de redes sociales e incluso había dejado varias cartas de despedida.
Un mensaje para recordar
Tras escuchar la noticia y consolar a la madre, a la profesora se le ocurrió algo. “Nos sentíamos impotentes, desesperadas, y entonces le pregunté si podía escribirle una carta a mi alumna para que la leyera en el hospital. Dijo que le encantaría”, señaló en Facebook.
“Lo hice para hacerle saber que he echado de menos a su hija en clase y que ella es tan brillante y trae tanta personalidad al salón de clases. Que sepa que la extrañamos y que no es lo mismo sin ella”, declaró Darras al canal Fox News.
La joven recibió la carta y, en palabras de su madre, al hacerlo preguntó cómo alguien podía escribir cosas tan lindas acerca de ella. “Ni siquiera pensé que me extrañarían si me iba”, confesó la joven.
Al darse cuenta de que el suicidio podría ser una lamentable posibilidad para algunos de sus estudiantes, la profesora quiso tener un detalle especial con ellos. Escribió una carta para cada uno de sus 100 alumnos, donde les señalaba, de manera individual, sus grandes virtudes como seres humanos.
Las 100 cartas fueron escritas personalmente y del puño y letra de la profesora. En total, tardó dos meses en terminarlas. Las entregó en un sobre con el nombre de cada uno de sus alumnos al frente.
“Gracie: Espero que sepas lo especial que eres para mí. Tú me inspiras a ser una mejor persona cada día. Aún conservo en mi escritorio el listón anaranjado que me regalaste. Creo que tu fuerza y coraje te hacen una de las personas más dulces que he conocido”, dice una de las cartas.
“Bella, me di cuenta que no te había dicho lo maravillosa que eres. Linda, educada, divertida y muy inteligente. Eres una estudiante a la que nunca olvidaré”, se lee en otra.
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